Ciencia Ficción Travesti, editado por Hekht, corresponde a un conjunto de relatos donde la escritora Claudia Rodríguez entra en un nuevo registro, o más bien, se sitúa en la ciencia ficción como espacio especulativo, de liberación y de justicia; en este caso, para los cuerpos desobedientes.
Ciencia Ficción Travesti
“Mi reflexión con el feminismo me exige dejar de ser víctima para esforzarme en ser una activista que proponga para las nuevas generaciones futuro y horizontes.”, señala la escritora, agregando que con este libro quiere “proponer con tranquilidad y respeto quebrar nuestro destino, que las nuevas generaciones de personas travestis, trans y no binaries tomen mejores decisiones que las generaciones pasadas, que las que quieran poner atención escuchen este susurro de que podemos estar en el futuro mejor, mas protegidas y tranquilas, sin vergüenza, ni miedo de ser quienes somos”.
Claudia Rodríguez, escritora
El libro -que cuenta con un prólogo de la escritora argentina Mariana Enriquez– será presentado en tres oportunidades en Santiago.
La primera cita es el 22 de marzo a las 15:30 hrs. en el Congreso Interdisciplinario sobre diversidad sexual y género, en el Aula Magna de la Universidad Alberto Hurtado. Luego, el 27 de marzo a las 18:00 hrs. se lanza como parte del Congreso Liminal en el Instituto Avanzado de Ideas de la Usach. La presentación estará a cargo de Diamela Eltit. (Román Díaz 89, Providencia).Después, el 28 de marzo a las 15:00 hrs se presenta en la Feria Cha.Co en el Centro Cultural Gabriela Mistral.
Como señala Mariana Enríquez:
“La ciencia ficción suele tener muchas definiciones. En general suele ser una especulación sobre el futuro. Pero como todo género popular, permite múltiples entradas. Y una de ellas es la de los cuerpos desobedientes (…) Este libro está lleno de los saberes de esos cuerpos. Esos cuerpos que me intimidan porque conocen una región que han explorado y trazado, en la que han dejado huellas de cemento y de ceniza, pero es un territorio al que solo pueden acceder esos cuerpos, los de ellas. Y al hacerlo, también transforman ese territorio en un lugar-otro, en un espacio de ciencia ficción”.
La escritora mexicana Alaíde Ventura Medina llega a Chile con su premiada novela, que retrata la violencia al interior del hogar.
La casa editorial argentina Concreto debuta en las librerías chilenas con Entre los rotos, una novela que narra la experiencia de una familia atravesada por la violencia doméstica y sus consecuencias, en un mosaico de agresiones que, en más de un fragmento, puede transformarse en espejo y reflejar la experiencia de los lectores.
Entre los rotos ha sido reconocida con el Premio Mauricio Achar-Random House en 2019, publicada en México, España, Argentina, y traducida a varios idiomas.
¿Qué hay detrás de una foto familiar, de una escena en la que parte de la información de ese momento capturado no se ve?, ¿qué cosas no quedan retratadas en esa imagen? Este es el dispositivo que detona en la vida de Alaíde Ventura Medina la escritura de la novela Entre los rotos, premiada publicación que llega a las librerías chilenas este mes de marzo bajo el cuidado de Concreto Editorial.
En la novela, la protagonista narra diferentes episodios de violencia doméstica por parte del padre en las fotos que encuentra tras el suicidio de su hermano.
Utilizando un glosario, la enumeración y la descripción de estas imágenes, Alaíde Ventura Medina abre paso a lo que la cámara no plasmó y nos adentra en esa casa, en las agresiones de distinto calibre, pero también en la complicidad para resistirla con las herramientas de la infancia y de la adolescencia, etapa que deja huellas en la protagonista y su hermano, que terminan conformando un lenguaje nuevo.
«El libro tiene tanto de biográfico como de ficción: todo es ficción y nada es ficción. Algunas escenas son mías o se parecen a las mías, algunas personas se volvieron personajes o se mezclaron rasgos unos con otros” , cuenta respecto al contenido de la novela que, en la réplica del público la ha enfrentado a ver que “somos un montón de personas cargando con heridas, y la mayoría han sido llevadas a puertas cerradas. ¡Qué normalizada tenemos la violencia!»
Bajo el sello argentino Concreto Editorial y con la ilustración de Duilio Nicolás Pellizzer, esta «entrañable y dolida novela» —en palabras de la escritora Cristina Rivera Garza— ya se encuentra disponible en las librerías chilenas. En este libro su autora —como agrega Fernanda Melchor— «habla de temas de los que poco a poco hemos empezado a hablar las mujeres: la violencia en el seno familiar, no solo física sino también psicológica, y la forma en que estos patrones de violencia se desarrollan en una familia entre los padres, los hermanos».
“Locura Bajo Llave” es el nombre de la novela escrita por la diputada Camila Musante (IND- PPD), fue publicada y premiada en España y ahora se anuncia su llegada a las librerías chilenas. La parlamentaria sorprende con su faceta de escritora en una obra que describe como “un grito” sobre el dolor de los niños abandonados por los servicios de protección, particularmente del Servicio Mejor Niñez. Por ello, además, decidió que donará las ventas a este servicio.
Así lo confirmó Musante, quien señaló que “después de siete años de trabajo, Locura Bajo Llave, novela de mi autoría llega a las librerías de Chile, con mucho orgullo lo cuento. Luego de haber sido publicada y premiada en España, va a estar disponible en la Librería Antártica”.
Respecto a la novela, la describe como “más que una historia, es un grito que relata el dolor que sufren muchas veces los niños, niñas y adolescentes abandonados por el servicio de Mejor Niñez. Da cuenta también de los problemas de salud mental, de lo que muy poco se habla”.
Por este motivo, decidió “donar cada peso, todos los ingresos que se generen a partir de la venta de este libro, a quienes están bajo el cuidado del servicio de Mejor Niñez”.
En esa misma línea, explicó “he decidido hacerlo a través de una personalidad jurídica que he creado con esta finalidad, pero también porque me parece que es una medida sana y necesaria en materia de transparencia”.
Finalmente, detalló que “cada tres meses les voy a estar dando cuenta a través de mis redes sociales de cómo se produce esta donación y también de cuáles son los ingresos que se están recibiendo por las ventas del libro”.
El libro fue publicado en Madrid el 2018 por la editorial Universo de Letras, parte del Grupo Planeta, y que ahora en su reedición estará disponible en Librería Antártica.
Para este 2025 Pablo impartirá el Taller de Otoñoy ya ha abierto las postulaciones que requieren el envío de un texto, de un máximo de dos páginas, a pablosimonettib@gmail.com
Los talleres comienzan el próximo lunes 24 de marzo, en modalidad on line, todos los lunes, por un total de 16 semanas.
En junio de 2024 Rafael Gumucio presentó su novela: Los Parientes Pobres que, en corto tiempo, fue alabada tanto por la critica como por los lectores. Y es que Los Parientes Pobres es una novela social, que recoge esa línea de relato crítico, autocrítico, que antes de Gumucio desarrollaron Joaquín Edwards Bello o José Donoso.
Esta es la historia de una familia tradicional que guarda las apariencias e intenta salvar la imagen del pater familia para no provocar la «caida» de la numerosa parentela. Una historia cargada de escenas de humor, divertida, pero no por eso menos provocativa para gatillar la reflexión de nuestra realidad social.
El año 2005 leí 28 libros. Ocho novelas, 15 títulos de crónicas, un par de libros sobre periodismo, otros de difícil encasillamiento. En total, casi siete mil páginas. Un promedio de 18,8 páginas leídas cada día, 132 a la semana y 569 al mes. ¿Por qué recuerdo estos datos inútiles, superfluos e inconducentes? Porque hace más de veinte años que llevo un registro de todos los libros que leo
Me considero una persona simple y rudimentaria: me gusta ver deporte, comer pizza y cultivar algunas obsesiones improductivas. Una de esas obsesiones es el registro de todos los libros que leo. ¿Por qué? Invítame a una cerveza y te cuento. Pero digamos que tiene que ver con un afán archivístico, de documentar algunos fragmentos de mi —simple y rudimentaria— vida. Desde el 2002 he anotado todos los libros que he leído. Y hoy, veinte años después, vuelvo a visitar esa bitácora de lecturas.
El año 2005 fue un momento bisagra en mi vida. Empecé el año matriculado en la escuela de periodismo. En preparación para el inicio de clases, entrené mi músculo lector con mucha no ficción, un género al que en años anteriores rara vez le presté atención. Así que le hinqué el diente a libros como Equipaje de mano, de Juan Pablo Meneses o Chilenos de raza, de Francisco Mouat que, dicho sea de paso, es un librazo que todos deberían leer.
A propósito, en Chilenos de raza hay un personaje inolvidable cuyo nombre es también inolvidable y probablemente trascienda el tiempo y el espacio y todos los nombres emblemáticos habidos y por haber: Fenelón Guajardo, el Charles Bronson chileno. Espero que hoy no olvides ese nombre: Fenelón.
Los recuerdos empiezan a enhebrarse. En Equipaje de mano hay una crónica delirante, quizás uno de los textos con los que más me he reído en mi vida: “Una granada para River Plate”. Meneses se sube a un bus con hinchas de la Universidad de Chile y viajan durante 60 horas hasta Buenos Aires. Uno de los barristas esconde una granada en el bus. Quiere arrojarla a la hinchada de River. Que la semifinal de Copa Libertadores estalle.
El menú de libros de no ficción del año 2005 estuvo intercalado por algunas novelas. Leí quizás lo primero de Dostoyevski que llegaba a mis manos: El jugador. Me sumergí en el mundo del periodismo policial gracias a Tinta roja, la novela de Alberto Fuguet que luego se convertiría en una película. Y le di una chance a Conspiración en Londres, un libro del cual no recuerdo absolutamente nada (lo siento, Jimmy Mondaca).
Hace dos décadas me obsesioné con Joaquín Edwards Bello, un aristócrata venido a menos que tuvo un rol lateral, paralelo, en la literatura chilena de la primera mitad del siglo XX. Me leí todas sus crónicas. Devoré sus novelas. Nueve libros en total. Supongo que fue el amor —¿pasajero?— de un estudiante de periodismo por un icono antiguo del periodismo nacional. Una búsqueda de referentes en el pasado, un desdén por las figuras del presente.
A propósito de Edwards Bello, siempre atesoré esta frase del prólogo de su novela El inútil, que enfureció a la elite de 1910: “Y ahora señores críticos profesionales de cierta prensa, pueden ustedes prepararse para descargar toda su bilis sobre mi librito. Ancho campo tienen para lucir sus dotes de buitres de la literatura”.
Según mi registro, el 2005 leí mucho a Fernando Villegas, un sociólogo chascón que por entonces despertaba mi simpatía. Hoy creo que no leería nada de él. En algún momento me interesó su mirada desenfadada. Ahora me parece que sus ideas se anquilosaron, se agrietaron, están llenas de agujeros por donde supura resquemor y amargura. Dudo que le vuelva a dedicar algo de atención.
Si hay un libro de ese año que volvería a darle una oportunidad es To Kill a Mockingbird (Matar a un ruiseñor), de Harper Lee. Fue una recomendación de una amiga, Janna Walton, de quien nunca supe nada más. Le pregunté: ¿qué clásico estadounidense debo leer sí o sí? Y lo recomendó, lo compré y esperé un año para iniciarlo. Pero creo que fue un petardo en la cara. Lo leí muy joven, muy inexperto, muy apresurado, sin herramientas ni contexto ni bagaje suficientes.
¿Qué veo hoy al mirar esa lista de hace veinte años? A un joven veinteañero sin muchos filtros, deseoso de devorar —pero no deglutir— los libros, obsesionado con algunos autores, sin un repertorio variado. También veo que mis elecciones lectoras de ayer guardan poca conexión con las de hoy. Hay autores que aún conservan un espacio en mi corazón, mientras otros fueron exiliados de mi memoria, relegados por su propio añejamiento, agrios para mi paladar.
La bitácora de libros que he leído es un viaje al pasado a través del pasaje de la memoria. Ahí veo cosas que me gustan, cosas que no me gustan, cosas que no tengo idea por qué leí y cosas que sin duda volvería a darle una oportunidad. Un registro lleno de ruido y ecos y latidos de una trayectoria lectora que continúa hasta el día de hoy.
Libros clásicos para leer el 2025
La vez pasada les pregunté por recomendaciones de libros clásicos para leer en el 2025. Estos son todos los títulos que llegaron, tanto en los comentarios de Substack como en mi bandeja de entrada. Dejé un asterisco (*) en aquellos que ya leí:
La peste, de Albert Camus
Los santos inocentes, de Miguel Delibes
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
*El principito, de Antoine de Saint-Exupéry
*Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
Las ilusiones perdidas, de Honoré de Balzac
Rayuela, de Julio Cortázar
*Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño
Esperando a Godot, de Samuel Beckett
El innombrable, de Samuel Beckett
Gargantúa y Pantagruel, de François Rabelais
País de nieve, de Yasunari Kawabata
Confesiones de una máscara, de Yukio Mishima
Anna Karenina, de León Tolstói
El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov
La regenta, de Leopoldo Alas «Clarín»
Cañas y barro, de Vicente Blasco Ibáñez
La barraca, de Vicente Blasco Ibáñez
*Matar a un ruiseñor, de Harper Lee
Las uvas de la ira, de John Steinbeck
*El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald
Master of the Senate, de Robert Caro
The Power Broker, de Robert Caro
Here is New York, de E.B. White
Los virreyes, de Federico De Roberto
Os Lusíadas, de Luís de Camões
Cordero negro y halcón gris, de Rebecca West
Kokoro, de Natsume Sōseki
Things Fall Apart, de Chinua Achebe
Maus, de Art Spiegelman
Persépolis, de Marjane Satrapi
Hierba, de Keum Suk Gendry-Kim
The Heart That Bleeds, de Alma Guillermoprieto
Moby Dick, de Herman Melville
La península de las casas vacías, de Juan Manuel Gil
La revolución digital ha generado cambios profundos en la forma en que las instituciones culturales gestionan y difunden el patrimonio que resguardan. Bibliotecas, archivos y museos, espacios tradicionales de acceso al conocimiento y a la historia, han encontrado en la inteligencia artificial (IA) una vía para modernizar sus servicios, expandir su alcance y optimizar la forma en que se relacionan con el público.
Aquí exploraremos las principales aplicaciones de la IA en estos ámbitos, sus beneficios, los desafíos que enfrentan y la visión hacia un futuro cada vez más automatizado e interconectado.
La digitalización como punto de partida
Antes de profundizar en la manera en que la IA está transformando bibliotecas, archivos y museos, es necesario comprender que el proceso de digitalización ha sido un cimiento esencial. Desde la incorporación de catálogos electrónicos hasta la digitalización masiva de documentos, este paso inicial sentó las bases para aplicar algoritmos de análisis de datos y aprendizaje automático. La digitalización no solo facilita la conservación y la búsqueda de recursos, sino que también abre las puertas a nuevas formas de interacción con el público, creando experiencias virtuales y ampliando el acceso al conocimiento.
Este proceso digital, sin embargo, no se limita a escanear libros o registrar objetos en bases de datos. Incluye también la creación y el almacenamiento de metadatos estructurados que permiten que los sistemas de IA puedan “leer” y “comprender” qué tipo de información contienen las colecciones. Gracias a esta estructura de datos, las técnicas de aprendizaje profundo (deep learning) y las redes neuronales convolucionales pueden procesar grandes volúmenes de información, reconociendo patrones y relacionando contenidos de manera más eficiente.
IA en Bibliotecas: innovación y acceso al conocimiento
En el ámbito de las bibliotecas, la IA ha llevado a la transformación de muchos espacios en centros inteligentes de conocimiento. Según la investigación de Wei Chen y Cong Sun, titulada Research on the Innovative Application of Artificial Intelligence in Cultural Heritage Services of Libraries, la incorporación de IA en bibliotecas universitarias ha permitido integrar sistemas de recomendación basados en aprendizaje automático para ofrecer resultados más precisos y personalizados a los usuarios. A esto se suma la adopción de aplicaciones como RSS (Really Simple Syndication) para la difusión de contenido digital relevante, ajustado a los intereses de cada lector.
Este impacto se refleja en la organización de los recursos, la búsqueda de información y la experiencia del usuario. Uno de los puntos cruciales que subrayan Wei Chen y Cong Sun en su estudio es la importancia de la cultura espiritual dentro de las bibliotecas:
“En cuanto a la herencia cultural bibliotecaria, lo esencial es prestar atención a la herencia de la cultura espiritual porque esta es el alma de la cultura bibliotecaria, su núcleo duro y el símbolo más distintivo de la biblioteca.”
Con el respaldo de la IA, no solo se preserva este aspecto “espiritual”, sino que además se potencia. Los algoritmos pueden diseñar recomendaciones de lectura alineadas con los intereses culturales y formativos de cada usuario, al tiempo que facilitan la participación en actividades de promoción cultural y de lectura. De acuerdo con esa misma investigación, las redes sociales y las microaplicaciones están redefiniendo la comunicación de la cultura tradicional, abriendo la posibilidad de “extender la nueva cadena de comunicación” y transformar la manera en que las bibliotecas difunden su contenido patrimonial.
IA y Bibliotecas. Museos y Archivos
Otro avance notable en este ámbito es la automatización de tareas administrativas, como el préstamo y la devolución de libros, la detección de plagio en textos académicos y la clasificación de documentos con algoritmos como LDA (análisis discriminante lineal, por sus siglas en inglés). Todo ello libera tiempo al personal bibliotecario, que puede centrarse en labores de asesoría especializada, promoción cultural y mejora continua de la oferta bibliográfica. A este respecto, la investigación de Wei Chen y Cong Sun también destaca la función de los sistemas de empuje inteligente de información, que permiten una “localización precisa del grupo objetivo, análisis de la demanda y generación personalizada de contenidos”.
Como resultado, las bibliotecas en adelante se visualizan como espacios híbridos, donde la interacción con el mundo digital es tan relevante como la consulta física de documentos. Los catálogos integrados con motores de IA estarán listos para atender las necesidades específicas de un público diverso. Y, al mismo tiempo, la biblioteca no pierde su esencia cultural y educativa; más bien, la refuerza ofreciendo una amplia gama de recursos y experiencias interactivas.
IA en Museos: digitalización y curaduría inteligente
Los museos, al igual que las bibliotecas, han sido escenario de importantes transformaciones gracias a la inteligencia artificial. Un grupo de investigadores coreanos, Jae-Ho Lee, Chan-Woo Park y Hee-Kwon Kim, en su estudio Digital Transformation of Cultural Heritage for Various Museum Applications, resalta el uso de “tecnologías de datos, redes e inteligencia artificial” como base para la digitalización de objetos patrimoniales y la creación de plataformas interactivas para su gestión. Con estas herramientas, es posible clasificar y contextualizar grandes colecciones de piezas, facilitando no solo la tarea de los conservadores, sino también la del público que busca información específica sobre un objeto en particular.
La curaduría inteligente es uno de los avances más prometedores. Mediante algoritmos de análisis de datos, se pueden identificar tendencias y sugerir narrativas expositivas basadas en la correlación de piezas o temáticas. Esto permite diseñar exposiciones mucho más dinámicas e interactivas, adecuadas a distintos perfiles de visitantes. En palabras de los mismos investigadores:
En línea con esta visión, la realidad virtual y la realidad aumentada, potenciadas por IA, ofrecen experiencias inmersivas de gran valor educativo y cultural. El público puede explorar reconstrucciones históricas, ver cómo lucían antiguas civilizaciones o interactuar con obras de arte de manera virtual. Este enfoque no solo amplía el interés de los visitantes, sino que posibilita el acceso a personas que, por razones geográficas o de movilidad, no pueden visitar el museo físicamente.
“Al expandir tareas como la administración, búsqueda y selección de reliquias que ya están digitalizadas en cierta medida, la mayor parte del trabajo en todos los campos, incluidas reuniones, exhibiciones, planificación, educación, publicidad y preservación, se realizará principalmente en un entorno digital.”
Otro aporte significativo de la IA en el ámbito museístico es la restauración de piezas dañadas. Al utilizar redes neuronales y algoritmos de aprendizaje profundo, se pueden analizar patrones de color y textura para restaurar digitalmente obras deterioradas. Estas técnicas permiten a los especialistas rescatar detalles que podrían haberse perdido con el paso del tiempo, a la vez que se conserva un registro digital de cada paso. De esta forma, las colecciones dejan de ser estáticas y adquieren una nueva vida en entornos accesibles a nivel global.
IA en Archivos: preservación y análisis de imágenes
Los archivos, especialmente aquellos que almacenan colecciones fotográficas e imágenes de distinta índole, también se han beneficiado notablemente de la inteligencia artificial. Carmen Silva y Lídia Oliveira, en su texto Artificial Intelligence at the Interface between Cultural Heritage and Photography: A Systematic Literature Review, señalan que la IA representa un “cambio de paradigma” en las actividades y en la investigación relacionada con la gestión de colecciones fotográficas. A través del uso de redes neuronales convolucionales, es posible mejorar la clasificación de imágenes, corregir daños y aumentar la resolución de fotografías históricas.
Además, el reconocimiento de imágenes basado en IA permite identificar rostros, objetos y escenarios históricos, facilitando la catalogación y la búsqueda de materiales que antes quedaban sin etiquetar adecuadamente. Estas investigadoras destacan que la imagen, gracias a la IA, recibe un “proceso de resignificación del vínculo con la realidad”, en el que se pueden generar representaciones sintetizadas de escenas que nunca fueron capturadas originalmente. Este fenómeno, que involucra la creación de imágenes a partir de descripciones textuales, es especialmente valioso para complementar colecciones de archivo que carecen de ciertos documentos visuales.
Por otra parte, la restauración digital de fotografías antiguas abre la puerta a la recuperación de detalles que habían sido cubiertos por el deterioro físico. Elementos como grietas, manchas y pérdida de color pueden ser corregidos por algoritmos entrenados específicamente con grandes conjuntos de imágenes de referencia. Este proceso no busca reemplazar la conservación física, sino complementarla, ofreciendo versiones digitales de alta calidad que contribuyen a la preservación a largo plazo del patrimonio cultural.
IA Biblioteca, Archivos y Museos
Desafíos en la adopción de la IA
A pesar de los progresos, la aplicación de la IA en bibliotecas, archivos y museos presenta diversos retos que no pueden pasar inadvertidos. Uno de ellos es la precisión de los algoritmos. Aunque los sistemas de reconocimiento y clasificación basados en aprendizaje profundo han mejorado de forma sustancial, todavía existen errores en la identificación de elementos patrimoniales o en la restauración de imágenes y obras de arte. Estos errores pueden comprometer la integridad de la información disponible para los investigadores y para el público en general.
También existe la cuestión de la ética en el uso de los datos. Los derechos de autor y la privacidad pueden volverse problemáticos cuando se procesan grandes volúmenes de información. En muchos casos, las instituciones deben tramitar permisos y licencias, o bien contar con directrices claras para proteger la propiedad intelectual. A esto se suma la creciente preocupación por el sesgo algorítmico: los sistemas de IA entrenados con bases de datos incompletas o sesgadas podrían perpetuar prejuicios o invisibilizar ciertos segmentos del patrimonio cultural.
Por otra parte, la adopción de la IA requiere capacitación especializada. El personal de bibliotecas, archivos y museos no siempre dispone de los conocimientos técnicos para implementar soluciones basadas en IA. Este desafío se agrava en instituciones con recursos limitados, que no pueden costear infraestructura tecnológica costosa ni invertir en formación continua. Como apunta la investigación realizada por el equipo del National Museum of Korea y el Electronics and Telecommunications Research Institute, citada por Jae-Ho Lee y sus colegas, la colaboración multidisciplinaria es clave para desarrollar herramientas de IA que comprendan la naturaleza compleja y diversa del patrimonio cultural.
Perspectivas de un futuro conectado
Pese a los desafíos, el panorama futuro de la IA en la gestión del patrimonio cultural se vislumbra alentador. Cada vez más, los actores involucrados en estos procesos están generando redes de colaboración para compartir datos, experiencias y metodologías, con miras a maximizar el impacto positivo de las tecnologías inteligentes. El surgimiento de plataformas de acceso abierto y la estandarización de metadatos también contribuyen a que la investigación y la preservación sean más consistentes, transparentes y democráticas.
Por otra parte, la adopción de la IA requiere capacitación especializada. El personal de bibliotecas, archivos y museos no siempre dispone de los conocimientos técnicos para implementar soluciones basadas en IA. Este desafío se agrava en instituciones con recursos limitados, que no pueden costear infraestructura tecnológica costosa ni invertir en formación continua. Como apunta la investigación realizada por el equipo del National Museum of Korea y el Electronics and Telecommunications Research Institute, citada por Jae-Ho Lee y sus colegas, la colaboración multidisciplinaria es clave para desarrollar herramientas de IA que comprendan la naturaleza compleja y diversa del patrimonio cultural.
En las bibliotecas, es probable que veamos una mayor integración de herramientas de recomendación basadas en aprendizaje automático, capaces de predecir intereses y necesidades incluso antes de que los usuarios las formulen. Esto no significará el fin de la interacción humana, sino la potenciación de la labor bibliotecaria y cultural. Tal como proponen Wei Chen y Cong Sun, la biblioteca inteligente debe fomentar la creación de nuevas experiencias de lectura y la promoción cultural, ajustadas a la era de las redes sociales y la movilidad digital.
En los museos, la digitalización de colecciones continuará expandiéndose para abarcar cada vez más piezas patrimoniales, generando experiencias inmersivas a través de tecnologías como la realidad mixta y la simulación virtual. Además, al contar con datos más abundantes y de mayor calidad, los algoritmos de IA podrán proponer recorridos museográficos cada vez más personalizados, conectando piezas de distintas épocas y contextos geográficos. Así se fortalecerá el puente entre la historia y la sociedad actual, enriqueciendo la experiencia de los visitantes.
Con respecto a los archivos y colecciones fotográficas, el perfeccionamiento de las técnicas de restauración digital y la creación de imágenes sintéticas abrirán nuevas vías para la investigación, la educación y la divulgación del patrimonio. Será posible reconstruir escenarios históricos, resaltar detalles antes desconocidos y garantizar la supervivencia digital de documentos que el paso del tiempo ha dañado de forma irremediable.
Finalmente, es esencial mantener una visión equilibrada: la implementación de la IA, aunque aporta incontables beneficios, no sustituye el criterio de los profesionales ni el valor intrínseco de los objetos físicos en su contexto histórico. Lo que sí hace es complementar y engrandecer el trabajo que se lleva a cabo en bibliotecas, archivos y museos, al facilitar la gestión de grandes volúmenes de información y al ofrecer herramientas más potentes de análisis. En ese sentido, la inteligencia artificial se perfila como una aliada indispensable para que estas instituciones continúen cumpliendo su misión fundamental: preservar y difundir la riqueza cultural de la humanidad.
Artículos citados
Chen, W., & Sun, C. (2024). Research on the innovative application of artificial intelligence in cultural heritage services of libraries. Applied Mathematics and Nonlinear Sciences, 9(1), 1-14. https://doi.org/10.2478/amns-2024-3131
Lee, J., Park, C., & Kim, H. (2024). Digital transformation of cultural heritage for various museum applications. International Conference on Electronics, Information, and Communication (ICEIC), IEEE, 1-4 https://doi.org/10.1109/ICEIC61013.2024.10457249
Silva, C., & Oliveira, L. (2024). Artificial intelligence at the interface between cultural heritage and photography: A systematic literature review. Heritage, 7(7), 3799–3820. https://doi.org/10.3390/heritage7070180
El Área Social del MINVU surge el año 2022, en el marco del Plan de Emergencia Habitacional y del Plan Ciudades Justas, para promover una mayor participación e incidencia de la ciudadanía y sus organizaciones en las políticas habitacionales y urbanas.
Una acción central ha sido la creación de los “Diálogos Sociales MINVU” que se han desarrollado a nivel nacional, regional y comunal. Estas instancias han permitido, por una parte, articular la acción social que realizan diferentes programas y/o unidades del MINVU y, por otra parte, movilizar la participación creciente de dirigentes y representantes de organizaciones sociales interesadas en construir una agenda de conversaciones, reflexiones e intercambio de información, que permiten tener mejores herramientas para vincularse y tomar decisiones de manera informada sobre los proyectos de vida de sus comunidades y barrios.
Adicionalmente, otra acción ha sido la campaña “Dona Un Libro” que se promocionó internamente en el Ministerio de Vivienda y que ha resultado muy exitosa, tanto en el aporte de las y los funcionarios como en la recepción de los libros por parte de niños, niñas y adultos.
Pía Castelli, libros MInvu
¿De dónde nace la idea de asociar la lectura a las políticas sociales del MINVU?
El Área Social busca reconocer el rol social que cumplen las organizaciones sociales en la articulación de la comunidad entorno a la búsqueda del bien común, además del rol que han cumplido históricamente, en el avance de las políticas públicas de vivienda. Los barrios y las localidades de nuestro país son los espacios, en los cuales se desarrolla la organización social de colectivos. Organizaciones que trabajan y articulan las respuestas a las necesidades, conflictos y aspiraciones de las vecinas y vecinos.
Buscamos lograr un trabajo de mayor colaboración, involucrando a las nuevas generaciones. Tener una mejor comunicación y capacidad de escucha en la comunidad, y promover el intercambio de las experiencias. Buscamos generar un proceso de diálogo que permita poner en el centro de la conversación, temas de interés público como educación, probidad, democracia y seguridad. Al mismo tiempo que convocamos a una diversidad de actores del mundo de las dirigencias, como las juntas de vecinos, concejos vecinales de desarrollo, dirigentes de cultura, etc.
En este contexto es que nos parece que el libro ayuda a esta conversación, y a promover otras conversaciones y otros temas que no sean los que particularmente les interesa a las organizaciones con las cuales nos comunicamos regularmente que son los comités de vivienda. Actualmente, esta iniciativa se encuentra en un plan piloto en la región metropolitana.
¿En qué consiste el plan de donaciones?
Hasta ahora básicamente han sido las y los funcionarios que han hecho sus donaciones y una empresa en particular. Adicionalmente, queremos ampliar el radio de donaciones a personas naturales y en los posible a editoriales que quisieran apoyar esta noble causa.
¿Cómo llegan los libros a los proyectos de vivienda del MINVU? ¿Qué parámetros se aplican? ¿Cuáles son los criterios?
Se aceptan todo tipo de literaturas para niños, niñas y adultos en general, como también libros educativos, novelas, colecciones, etc. Considerando que los libros se encuentran en buen estado.
¿Cómo podría una persona u organización sumarse a esta iniciativa mediante la donación de libros?
Sus libros con el lado B de la historia nacional se convirtieron en fenómenos de ventas previo al estallido social de 2019. Se involucró en el proceso constituyente y descubrió la otra cara de ese país que no todos querían ver. Jorge Baradit volvió a las librerías con su novela El Sótano Rojo, advirtiendo en su portada: “Chile es una casa embrujada construida sobre un pozo de sangre”. Sobre este libro y más conversó con Lilian Flores directora de la Revista Te Leo.
En los días en que realizamos esta entrevista acaba de aprobarse en la Cámara de Diputados la solicitud para que se presente un proyecto de exención del IVA a los libros. ¿En qué niveles crees que esta medida sea beneficiosa?
«Es un deber ético rebajar el IVA, pero su efecto será marginal. Los libreros no estarán obligados a traspasarle ese resto a los clientes y aunque lo hiciera los libros seguirían siendo caros Hay dos factores que se retroalimentan: los chilenos leen poco, entonces se fabrican menos libros, luego el costo por unidad es más alto. Pero aun que bajaran su precio esto no haría tanta diferencia. Existen alternativas gratuitas de lectura, desde las bibliotecas públicas, las bibliotecas digitales o Bibliometro, y aun así la gente no lee más. Hay una cuestión cultural bastante más grande que solo el precio que inhibe la lectura en nuestro país. No ayuda el neoliberalismo desatado que dice que todo debe parte de la escalera que te lleva a cierta cima, pero la cultura, el crecimiento personal, la espiritualidad, el puro conocimiento no son parte de esa escalera. No olvidemos que un ministro de Piñera dijo que no leía novelas porque lo encontraba una pérdida de tiempo. Si eso opina alguien que se supone recibió la mejor educación que este país puede dar, estamos en problemas».
Chile es una casa embrujada construida sobre un pozo de sangre dice la portada de tu más reciente libro, El sótano rojo. ¿No están en cierto modo todos los países erigidos sobre los restos de las guerras y matanzas de sus pueblos? ¿En qué se diferencia el nuestro?
«En que el pozo de sangre de nuestro país no se produjo por las tensiones y convulsiones propias de la construcción de un país, sino por la persistente política de control de un grupo de dueños sobre el resto total de la población a lo largo de nuestra historia. Debajo de los muertos por el estallido están los muertos de la dictadura, debajo los masacrados en las minas de carbón, debajo los asesinados del salitre, debajo los campesinos y esclavos, y más abajo los indígenas, todos aplastados por el mismo poder traspasado por herencia hasta hoy».
Baradit: Sótano Rojo
¿Cómo ha sido hasta ahora la recepción de El sótano rojo?
«Muy buena. Pensé que podría haber voces que cuestionaran la validez de escribir ficción sobre estos hechos, pero no ocurrió. Era necesario dejar de sentir miedo por vampiros eslavos, fantasmas británicos o monstruos gringos. Que una imagen surgida del inconsciente nacional te pinche el nervio de un diente es otra cosa. Si te fijas, los condes y barones europeos, los señores de plantaciones con esclavos o los señores de la guerra producen estos temores. El poder está detrás del terror. No puedes sentir real terror si no lo vives desde los temores de tu propia cultura. Acá los monstruos son otros. Usaban lentes oscuros y chaquetas de cuero sobre camisas blancas».
Un par de números atrás hicimos un reportaje precisamente sobre escritura de terror y numerosas voces autorales , sobretodo jóvenes, hacían hincapié en que la historia de Chile está plagada de monstruos y horrores . ¿ Coincides con esta mirada?
«Por supuesto. Bajar al Sótano Rojo no es solo bajar a encontrarse con los demonios de la tiranía, es hundir el dedo hasta el inconsciente esclavo-peón-indígena de nuestro país, desde los generales españoles, la Quintrala o el inglés dueño de la salitrera, desde el imbunche hasta la bruja de pobla. La DINA fue una secta secreta de sicópatas que salía de noche a capturar personas para hacer formas rituales del despojo y el asesinato de almas.»
¿Estás leyendo a otros autores y autoras chilenos? ¿Qué te ha llamado la atención?
«El amor por el pequeño formato. Libros de ochenta páginas, harto cuento, historia pequeña. Hoy los escritores luchan por definir su interior, su propio dolor, no la gran historia del país, y eso también está bien, habla de estos tiempos»
Como autor, ¿con qué rol te identificas más? ¿Cómo divulgador de historia o novelista?
«En EL SÓTANO ROJO siento que por fin pude mezclar las dos voces. Hay una externa, la del divulgador que reflexiona con un filtro intelectual y consciente, y otra interna, que es la voz de mi expresión inconsciente más cercana al mito y el sueño . Me siento cómodo con las dos porque son expresiones diferentes de lo mismo y no compiten, pero en esta novela caminan de la mano y se devoran plácidamente.»
El éxito de tus libros Historia secreta de… pareció coincidir con el interés por entender los procesos que ha vivido esta sociedad y hasta fomentarlo. ¿Qué tanto ha cambiado el panorama desde esos días pre estallido social hasta ahora?
«Es cosa de mirar el ranking de no ficción. Antes del estallido la lista era de libros de política e historia. Ahora son de nuevo listas llenas de autoayuda y manuales sobre cómo ser feliz. Antes del estallido la gente sentía que el problema estaba afuera, era estructural y había que enfrentarlo. Hoy volvieron a pensar que son ellos los equivocados y que el problema está adentro y tienen que mejorarse de. . . algo.»
En entrevistas anteriores te referiste al alto costo emocional y hasta económico que significó para ti la participación en la Convención Constitucional. ¿Qué reflexiones tienes ahora respecto de este proceso?
«Que no tenía noción precisa de lo cambiada que estaba la sociedad chilena. Efectivamente «Chile cambió», pero no como pensábamos. Mucha gente no salió a la calle pidiendo un mejor país para todos y todas, sino que lo dejaran participar de las ganancias del modelo. Querían solución a SU problema específico y le molestó profundamente que quisiéramos solucionar los problemas a otros y a todos. Incluso los activistas políticos entraron a la Convención a instalar su exigencia —animalistas, medioambientalistas, indigenistas, etc.— y no a defender una visión general de país. Mi visión de sociedad se vio postergada hasta nuevo aviso, no hay agua en la piscina para ella. Me han preguntado si me arrepiento y la verdad es que no, era el momento y aunque sabíamos que íbamos a perder había que ir a poner el pecho; cuando uno va a una guerra —y lo fue— sabe que puede salir muerto o mutilado, es parte del proceso. Yo perdí todo lo que había construido, pero también puedo mirar a mi hijo a los ojos y decirle «Lo intenté». Ahora que lo pienso, ese podría ser mi epitafio.»
En 2019 Ramón Griffero Sánchez recibió el Premio Nacional de las Artes Escénicas y Audiovisuales. Sin duda un referente y gran gestor cultural. Voz creadora en la resistencia a la Dictadura de Pinochet y activo aliado de los movimientos sociales que se oponen al modelo neoliberal.
Nos entrega: Ópera para un Naufragio, su primera novela. Bajo el sello de Cuarto Propio Ediciones, esta es la historia de la tripulación del Priwall un buque escuela de la marina mercante del Tercer Reich, que emprende un sorprendente viaje desde Hamburgo a Valparaíso, en 1940, en plena segunda guerra mundial.
El Priwall reune un cúmulo de historias que nos permiten vislumbrar la humanidad e medio del horror, la persecución y el exterminio del totalitarismo. Esta es una novela histórica pero también lo es de aventuras, recomendable para aquellos que gustan de estas dos líneas de relato, también para aquello que tienen esperanza de un mundo mejor.