Hoy vamos a hablar hablar de nuestro principal músculo: Nuestra Mente

A menudo  nos vanagloriamos de contar con una muy buena memoria y de llegar a viejo con buena memoria . Pero llegar a viejo con esa habilidad no es accidental, requiere de un trabajo permanente y que se inicia desde la juventud.

Cada vez vivimos más tiempo y lo importante es que nuestros años de “gente grande”, estemos en condiciones sana y dignas.

A veces creemos que la memoria tiene que ver con los recuerdos profundos, buenos y malos, distantes allá en el tiempo, que parecen explicar el desarrollo de nuestra personalidad y nuestra historia. Pero la memoria de corto plazo tiene que ver con destrezas, simples y cotidianas, que nos permiten funcionar hoy. Memoria es presente, no pasado.

Debemos considerar nuestra mente como un músculo más, que sin uso ni entrenamiento se atrofia y, a la larga, puede volverse más una dificultad que una herramienta útil.

Hay decisiones cotidianas, como decíamos, que ayudan a mantener “despierta” o “ágil” tu mente. Innovar en esas decisiones puede ser de mucha ayuda para mantener nuestras destrezas mentales. Por ejemplo, tomar una ruta distinta al volver a casa o en trayecto al trabajo, conversar con personas que no conoces, tomar un libro diferente a todo lo que has leído antes, en fin.

En síntesis, debemos evitar la rutina, cambiar el orden de las cosas que hacemos a diario, explorar, asumir pequeños desafíos…

Pero, quizás si la actividad que más te puede ayudar a tener una mente entrenada y saludable, despierta, con buena memoria corta, es leer.

No nos engañemos leemos a cada rato, cuando vemos la ventana y fijamos nuestra atención en el algún hecho de la calle, u observando a las personas, sus gestos y actitudes, en plazas y paseos, en fin. O cuando atendemos a la Televisión o una película en el cine. Siempre estamos decodificando información.

Pero leer es un ejercicio más complejo, que requiere de un esfuerzo mayor, porque la visión, el lenguaje y el aprendizaje asociativo, han desarrollado diferentes partes del cerebro, pero con la lectura estas partes se interconectan para enfrentar un reto superior de nuestra mente.

Por ejemplo, puedes ver televisión y sostener una conversación paralela, o hablar por teléfono, con manos libres, y conducir. Pero tomar un libro y leer te exige un nivel de atención mucho mayor y exclusivo para esa tarea.

Este es un proceso de abstracción complejo, pero ojo, te permite como poner un botón de pausa en el acontecer, detener todo, y entonces … de verdad… conoces y comprendes mucho más.

Existen múltiples beneficios que nos otorga el hábito de leer; pero lo más importante es que está comprobado que ralentiza, demora, atrasa, el inevitable deterioro cognitivo que ocasiona la vejez.

Como siempre, te diremos cosas simples que puedes hacer para mantener, a través de la lectura, tu mente en buenas condiciones:

  • Primero, aprovecha bien tus tiempos muertos. Lee cuando esperes ser atendido en el médico, o que llegue el transporte público; lee en tus trayectos de desplazamiento de ida o regreso, hay micro cuentos de 15 o 20 minutos, en fin.
  • Segundo, atrévete a participar de grupos de lectura, comparte con otros lo que lees. Podrás conocer personas nuevas y sus puntos de vista; si lo haces con tus seres cercanos o queridos afianzarás esa relación.
  • Tercero, desconéctate del móvil y la Televisión, enciende tu mente leyendo antes de dormir, eso ayuda, además, a prepararte para el sueño de mejor manera.
  • Cuarto, lee en voz alta a otros, a personas mayores o a niños, cuenta historias y escucha sus historias.
  • Quinto, cuando busques algo para leer, intenta nuevos títulos, temáticas y autores.
  • Sexto, déjate guiar por la experiencia lectora de otras personas, consulta con un mediador de lectura, o a un maestro, a tus abuelos o tus compañeros de trabajo en fin.

No lo olvides, hoy es cuando construyes tus tiempos de vejez, es ahora, ejercitando tu mente. Ahora es cuando amoldas la figura de los viejitos y viejitas que seremos.

Trata de leer con comodidad y soltura, estos es como vestir con algo cómodo, nada ajustado ni tan holgado; para comprender y ejercitar tu mente con toda tranquilidad.

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