Hoy quiero hablarte de leer y viajar.
Ya les he comentado que la escritura y la lectura … fue una forma en que el ser humano creó espacios nuevos e inexistentes …, las creó en su mente, eso son las abstracciones. Tomó herramientas del paisaje, las tradujo, las codificó y por medio de representaciones gráficas, al principio, letras y palabras, después, pudo comunicar a otros la existencia de fenómenos que el resto de los seres humanos no presenciaban. Que quiere decir esto? Bueno, que el acontecer es vivido como una experiencia personal y única, como seres sociales tenemos la necesidad de contar a otros lo que vemos. Todo lo que vemos? Ciertamente no, sólo aquello que nos parece excepcional y útil para los demás.
Al principio fue, por ejemplo dibujar imágenes de como cazar un mamut. Como sembrar y cosechar tal grano, llevar las cuentas de los víveres para que no falten, calcular las distancias de unos lugares respecto de otros. Indicar la presencia de animales hostiles, mirar la luna, las estrellas y anotar los que aprendimos de ello.
Por eso hablamos que leer y escribir tiene que ver con un efecto de nuestra evolución, nuestro cerebro no estaba programado para ello, pero la interacción nos obligó a traer paisajes y hechos a la mente de quienes nunca los vieron físicamente.
Leer es adentrarnos en las mentes de los otros, abrir sus ojos y ver como ellos vieron lo que nosotros no pudimos ver.
Piensen ahora …como sería eso cuando los humanos teníamos reducida nuestra capacidad de movernos, un mundo sin aviones, sin Internet, sin ferrocarril, ni autobuses, en fin. Hablamos de cuando las personas podían vivir y morir en un mismo lugar o ciudad sin haber salido nunca de ahí. …. Se que suena horrible, pero era así
Entonces los libros de viajes eran la única manera en que esas personas podían viajar, de la mano de otros.
Pero hay un fenómeno con los viajes, escuchen bien, un viaje hacia afuera siempre es un viaje hacia adentro.
Que estamos diciendo?
Que cuando nos vemos en lugares diferentes a los que vivimos, cuando escuchamos otros acentos e idiomas, nuevas costumbres y tradiciones, usos y modismos… con la novedad y el aprendizaje de todo eso nuevo hay una reafirmación de lo que somos.
Es decir, nuestros ojos están cargados de nosotros mismos, de nuestra historia, costumbres, cariños, dolores, frustraciones o amores. Nunca llegamos a un nuevo territorio desprovistos de nuestro pasado, entonces al mirar lo nuevo también miramos lo que somos, confirmamos nuestras convicciones o despertamos y adquirimos nuevas formas de ver la vida, en fin… un viaje hacia afuera es siempre un viaje hacia adentro.
Leer los comentarios de las personas que viajan, escucharlos hablar de sus experiencias en las reuniones familiares o de amigos es muy revelador de quiénes son y también de cómo nosotros somos. Cómo nos enfrentaríamos a un viaje así? A que pondríamos atención? En que usaría el tiempo, que en los viajes siempre es tan escaso?
Viajar y leer es de las cosas más emocionante que podemos hacer, oler tierra mojada de otras latitudes, escuchar nuevas voces y ritmos, probar esa comida picante o sabrosa, sentir la brisa cálida o el frío penetrante.. soltar el teléfono móvil y ser un poco más humano.. conocer otras personas y darse cuenta, al final de la jornada, que son tan humanos como nosotros, con iguales temores y quizás sueños muy parecidos se puede se puede.
Cuando leemos ocurre lo mismo somos transportados a un lugar en la mente de otros y conociendo nuevos mundos nos hacemos preguntas de nuestro mundo, ya sea para confirmar, complementar o negar lo que leemos.
Si en el mundo de hoy viajamos para sacarnos la agobiante realidad, pensamos “hay que salir de aquí un rato”… piensa que en el día a día también puedes hacerlo sólo abriendo un libro.
Entonces anda de urgencia a la Bibliotecas Pública más cercana y busca literatura, crónicas de viajes o simplemente noticias de otros lugares, verás como la mente se abre lenta pero inexorablemente….