La siguiente es una entrevista, de Lilian Flores Guerra (para revista Te Leo*), al escritor y crítico de cine Ernesto Garratt, en ella se aborda la obra literaria del autor y la manera en que se conecta con los álgidos procesos sociales y políticos que ha experimentado nuestro país. También reflexiones sobre los procesos creativos del cine actual y sus próximos proyectos.

  • Con la reciente publicación de “Educación Universitaria” cierras la trilogía que en algún momento llamaste “de la pobreza”, iniciada en 2017 con “Allegados” y seguida por “Casa propia”, publicada en 2019, justo antes de la revuelta de octubre. ¿Ha cambiado tu visión sobre las múltiples denuncias sociales que plasmaste en estas obras después del fallido proceso constituyente?

Creo que las desigualdades en Chile siguen intactas después del fracaso de los dos procesos constituyentes. Una situación que, tristemente, nos lleva a esa frase gatopardesca que dice que “todo cambia para que quede igual”. De todas maneras, pese a la enorme pena que para algunos representó el fracaso de la Primera Convención, hay en curso una toma de conciencia sobre las brutales diferencias del Chile de 2024. Es decir, los problemas sociales como el “allegamiento”, que es el gran tema de mi trilogía literaria, fueron invisibilizados por décadas y por lo menos en los últimos años se mostraron y revelaron en un acto de honestidad brutal que nos debíamos de alguna manera como país.

Escribí esta trilogía justamente para dar a conocer una situación social que se esconde o disfraza y que creo no ha perdido vigencia alguna. La literatura, como toda manifestación artística, puede resultar a veces en un incómodo reflejo de lo que no queremos que nadie vea. 

  • De estas obras, señalaste que reflejaban parte del ideario de una gran mayoría. ¿Cómo contrasta o se relaciona esta mayoría a la que aludes con la llegada masiva de migrantes y sus condiciones de vida?

Una de las mentiras o fake news que hicieron ganar al rechazo en la Primera Convención fue instalada por bots y medios de comunicación masivos y tiene que ver con la idea de que te iban a quitar “tu casa propia” si llegaba a ganar la opción “Apruebo”. La desinformación triunfó. Y se sumó además al panorama la migración ilegal y descontrolada propiciada, entre otros factores, por el propio expresidente Piñera y su invitación en Cúcuta a los venezolanos a venir en masa a Chile.

El hacinamiento y la explotación amoral de residencias para migrantes en condiciones infra-humanas, piensa en los abominables guettos verticales propiciados por administraciones de dudosa probidad, le dan de esta manera a las novelas una conexión nueva con la experiencia de estos extranjeros en Chile. Me ha tocado mucho hablar de las novelas en colegios de Chile gracias al programa Diálogos en Movimiento y, claro, los niños migrantes empatizan muchísimo con la realidad de las novelas porque a muchos de ellos les ha tocado vivir de allegados en su trasplante al suelo chileno.

  • Previo a “Educación Universitaria” publicaste “Error de continuidad”, una comedia oscura que enlaza las realidades de las industrias del cine nacional y hollywoodense, y en una entrevista sostuviste que era una manera de dignificar el error, la capacidad de equivocarnos. ¿Qué tan importante es darnos ese permiso? ¿Qué tan dada es esta sociedad a valorar el aprendizaje por esta vía?

Creo profundamente en el yerro como una virtud humana. El error entendido como algo que surge sin mala fe o mala intención: el yerro involuntario, la idea de equivocación porque no ganas lo suficiente, porque no eres productivo, porque no estás metido en el sistema como se debe. Cuando uno no encaja -como está escrito- en el modelo neoliberal, entonces no eres considerado alguien normal. Alguien correcto y que está en lo correcto. Si dices lo que piensas, si dices lo que sientes, y esas ideas y emociones son disonantes con la realidad de los demás, si no estás de acuerdo con vender tu alma al diablo, entonces viene una cruxifición social porque estás errado.

Es increíble que con toda la evidencia científica y claridad informativa respecto de la decadencia de un modelo de sociedad obsoleto, que está además destruyendo nuestra viabilidad como especie en el socavado ecosistema del planeta, se nos siga haciendo creer que pensar de otro modo es un error. Vivimos la mejor distopia posible. Y lo normalizamos como si esto fuera el Cuento de la criada. Mírese la Argentina de Milei por ejemplo. El Apocalipsis en cámara lenta al otro lado de la cordillera. Y mucha gente lo apoyó y lo sigue bancando. Una locura.

Por eso quise hacer “Error de continuidad”: porque es una comedia de sci-fi hiper chilena y esa mezcla, para muchos, ya parece ser un error en sí misma. Entonces llamo a que no tengamos miedo a equivocarnos: es parte de lo que somos.

  • Otro tema que abordas en “Error…” es el de las personas neuro atípicas o con necesidades especiales, y durante el verano recién pasado denunciaste una situación que te tocó vivir con tu hija en un terminal de buses. ¿Hemos avanzado o retrocedido como sociedad en esta materia desde que publicaste esa historia? ¿Qué impresión te causa que en redes sociales cada vez más personas se declaren TEA?

Creo que estamos super estancados como sociedad frente a las neurodiversidades. La ignorancia de las personas es claro, inevitable: nadie nace sabiendo. Pero cuando les explicas cara a cara que tu hija TEA se desregula porque es eso, TEA, aparecen los insultos, el jucio a los padres que supuestamente no saben manejar esta falta de decoro y educación. Les dices en la cara que se trata de una persona neurodivergente y que su cerebro funciona distinto, pero no hay empatía ni sinapsis alguna en la contraparte.

A mí me diagnosticaron TDHA y estoy además diagnosticado dentro del espectro hace un año y algo más y eso es un alivio. Si tienes un hijo TEA lo más probable es que uno de los padres también sea TEA. Que te den el diagnóstico ya de mayor, como es mi caso y el de muchas personas, explica y le da sentido a un montón de desencajes sociales y labores y familiares en la biografía de uno. Y también me produce una profunda desazón porque cuando compartes la buena nueva o lo informas a quienes ahora son examigos, exparejas, excolegas, vienen los comentarios del tipo “todos somos un poco autistas”; “no pareces autista”, “hay un sobrediagnóstico”. Viene la incredulidad. El juicio basado en el prejuicio. Nadie te cree. Nadie te valida. Una vez más.

El desprecio a la salud mental, que es lo mismo que la salud de lo invisible, de lo inasible, es bestial en esta sociedad de lo material y físico en la que vivimos. Si no se ve, no existe. “Querer es poder”, “pon voluntad”, dicen los capacitistas para “curarte” de la neurodivergencia. De hecho, desde este nuevo conocimiento que tengo de mi propia vida, he podido darme cuenta que mis novelas están construidas desde hartas cuotas de neurodiversidad… antes de siquiera saber yo mismo estaba en ese grupo de “X-Men” como me decía despectivamente un excompañero de trabajo.  Los loops argumentales, la propiocepción, el masking, la sobreestimulación sensorial, por ejemplo, son varios elementos que no sabía que eran parte de la conversación sobre la neurodivergencia y que están dentro de los plots de mis novelas como algo que me salió de manera natural y espontáneo relatar.

  • Has sido crítico de cine por más de treinta años, y en 2023 debutaste como director con tu primer cortometraje, Wingka, en el festival Cinelebu. ¿Cómo fue la experiencia de pasar de la crítica al hacer cine? ¿Qué tan diferente es de la creación literaria? ¿Se abre un nuevo camino para ti?

Es muy entretenido crear en el mundo audiovisual. Wingka fue una experiencia alucinante y le agradezco por confiar a mis productores Leo Medel, Julio Delgado y Roxana Araya y a los actores Juan Carlos Maldonado y Rallén Montenegro. Los dos ganaron premios en el Festival de Lebu por sus tremendas actuaciones.

Ahora estoy en la post de mi segunda pieza audiovisual, Mangamorfosis, donde de nuevo trabajo con Julio y Roxana y con Juan Carlos Maldonado más la suma de Valentina Acuña y la casa productora La Vieja Rara: se trata de una historia sobre el duelo, la salud mental y que usa una idea que amo y que tiene que ver con las traiciones que nos hacemos a nosotros mismos para ser “exitosos” en este país. Y me refiero a la mayor traición posible y que es con uno mismo:  cuando nos convertimos en lo que más odiamos.

  • Grandes obras del cine y muchas series de TV están inspiradas en libros. ¿Puede el cine crear nuevos lectores? ¿Cómo ves esta relación entre el cine y la literatura?

Es una relación poderosa la del cine con los libros. O viceversa. Aunque son medios muy distintos, creo que la simbiosis que puede surgir entre ambos ayuda a que entremos en mundos creativos alucinantes. Ahora con la fiebre de Dune, por ejemplo, me alegra que muchos lectores se internen por primera vez en la lectura de Frank Herbert: un autor fascinante y que ha dejado un manto de influencia en la cultura pop en los últimos 60 años y que, ahora, finalmente, es reconocido por su legado de manera contundente y universal.

A todo esto, hay mucho prejuicio y “hate” contra la ciencia ficción en parte de la elite cultural del país. Se asusta con la ciencia ficción, el animé, el terror o la comedia. Si no es drama-drama, es digno de rechazo a priori. Pero en fin. Industrias creativas más desarrolladas valoran esa simbiosis entre cine y libros, especialmente entre fuentes literarias más bastardas y su traspaso  al cine o la TV. Y creo que ese es el camino para encantar a este público que creció en la prosperidad.

  • En Chile hay una escasez dramática de medios de comunicación dedicados a la cultura, y de espacios para esta en los medios masivos, justo en momentos en que parece haber un boom de publicación de obras literarias nacionales. Con tan pocos espacios para difundir, criticar y comentar, ¿cómo sobrevivirá la literatura chilena, sobre todo la independiente?

Es un acto de salvataje necesario y vital. No podemos confíar en los Youtubers y TikTokeros porque, con el respeto que no me merecen, pueden ser tan humanos (o lo que es lo mismo, inhumanos) como un algoritmo a la hora de reseñar o informar o calificar.

Yo mismo sostengo durante unos años ya mi propio emprendimiento, www.nerdnews.cl, donde hemos logrado mantener espacios para ampliar contenidos sobre películas, series, libros, cómics y más expresiones de la cultura pop. En ese sentido, es fundamental cuidar y fomentar medios y ecosistemas de difusión literario para que la cada vez más destacada literatura chilena independiente ocupe el espacio que se merece. Hay un boom increíble que hay que cuidar y obviamente los medios tradicionales están a años de luz de eso. ¿Cuál fue la última vez que viste un escritor en un matinal?

  • Hablando de este boom, ¿qué obras de autoras/es nacionales te han llamado la atención en el último tiempo?

Me ha llamado mucho la atención “Condéname Cariño”, de Eduardo Córdova, una muestra muy original de terror urbano que me ha dejado con la boca abierta. Para qué hablar de Hugo Riquelme, que abraza el relato de género especialmente con su última novela “Terror en Cerro Moreno”. Por supuesto, tu propio trabajo como poeta y narradora; Martín Múñoz Kaiser con “Laiantü” o la muy talentosa Paulina Palacios con su apuesta de manga hecha desde Chile para el mundo o el siempre notable Luis Saavedra Vargas, quien dejó la vara altísima con “Lentos animales interdimensionales”.

Benjamín Labatut me parece muy bueno, pero en verdad no es un autor que hable de Chile: es un creador a lo menos bilingüe, con un capital cultural altísimo, que entrega contenidos on demand para las audiencias de élite de Europa y EE.UU. y con cero foco en nuestra identidad o idioma. ¿Eso es bueno? ¿Es malo? Es nomás. Chile no es su mercado ni así se lo plantea. Pero si hablamos de la escena chilena, prefiero como lector mil millones de veces una mirada como la de Luis Saavedra Vargas, por ejemplo, porque en su cuerpo de trabajo hay literatura pura, expresada en una ficción clásica y elegante y dotada de una honesta geolocalización y, por ende, de una identidad con la que puedo hacer match desde mi experiencia de la “chilenidad”. Y eso es algo que me emociona y es un aporte que me hace pensar y estremecerme por la manera en que su pluma hace un retrato hablado de lo que somos como sociedad.

En resumen, hay una energía creativa muy valiosa en estos momentos en la escena literaria y me agrada mucho porque es quizás la posiblidad para que este ecosistema literario sea menos caníbal (lo siento pero así es) y más solidario y amable con el colega escritor/a que intenta sacar la voz. 

  • ¿En qué proyectos literarios y creativos estás trabajando actualmente?

Como te decía, estoy buscando terminar la post-producción de mi último relato audiovisual, Mangamorfosis: una aventura chilena sci-fi mezclada con animé. Además, estoy escribiendo un par de relatos desde la más aspera y polvorienta realidad chilena, pero matizada con algo que amo: la fantasía, los mitos y la ciencia ficción. Estoy siguiendo el ejemplo de notables proceres chilenos como Julio Rojas, Alberto Rojas o Francisco Ortega. O el mismo Luis Saavedra Vargas: un maestro entre maestros.

(*) La revista digital Te Leo es una publicación que contiene diversos contenidos culturales y literarios. Puedes acceder a ella, gratuitamente, haciendo click en la siguiente imagen.

Revista Te Leo
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