Este sábado 20 de diciembre, al mediodía, el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), sede Parque Forestal, fue escenario de un acto que unió poesía, memoria y delicadeza política: el lanzamiento de QUIPOema y Precario, dos libros fundamentales de Cecilia Vicuña, la artista y poeta chilena recientemente galardonada con el Art Basel Icon Artist Gold Medal 2025, distinción inaugural conocida internacionalmente como el “Óscar de las artes”. La actividad contó con la participación de los académicos Soledad Falabella y Luis Montes, quienes dialogaron junto a Vicuña sobre los sentidos profundos de su obra.
Formada en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, Vicuña ha construido una trayectoria singular en la que la poesía se expande hacia múltiples soportes: arte visual, performance, instalación, activismo ecológico y pensamiento crítico. En los últimos años su obra ha alcanzado una visibilidad global inusual: seis museos internacionales exhiben actualmente piezas suyas, entre ellos el Pérez Art Museum Miami, el Museo de Arte Moderno de Varsovia, el Irish Museum of Modern Art, el California Museum of Photography, el Museo Ludwig de Alemania y la Kunsthaus de Zúrich. Sus trabajos integran también colecciones permanentes de la Tate Modern, el Guggenheim y el MoMA, además de importantes colecciones privadas.
Pese a estos reconocimientos, Vicuña se mantiene profundamente conectada con el presente político y ecológico. Observa con inquietud un escenario marcado por la crisis climática, el negacionismo y la manipulación informativa:
“Es muy triste que esta campaña de desinformación —que se inició con el golpe militar— se haya ido tecnificando hasta dominar buena parte del planeta”.
En esta entrevista la artista reflexionó sobre lo precario, concepto central de su obra desde los años sesenta. Lo precario, explica, no es fragilidad pasiva, sino una forma de sensibilidad capaz de captar la inminencia de la pérdida y, al mismo tiempo, la potencia de lo que aún puede nacer.
“Es el sentimiento de vivir en un tiempo que es pasado, presente y futuro a la vez. Recuperar la capacidad humana de sentir la realidad: ese es el sentido total del arte precario”.
Respecto del Art Basel Icon Artist Gold Award —el mayor reconocimiento de su carrera—, Vicuña destaca su carácter colectivo:
“No premian una carrera brillante, sino la creación de formas de conciencia, de justicia para todo lo que vive: para los pueblos, para los animales, los hongos, los insectos. Es un premio a una visión del mundo”.
La artista detalla que este galardón se decide mediante votación entre curadores, teóricos y los propios artistas nominados, en un proceso similar al del Premio Óscar:
“Fuimos votando unos por otros hasta que quedamos once. Y eligieron mi obra porque encarnaba la idea de construir lo colectivo”.
Esa dimensión comunitaria aparece también en su lectura del momento político global, donde observa una señal de resistencia desde el arte:
“Es un acto de esperanza. Muchos de los artistas nominados venían del sur global. Sentimos que juntos podemos enfrentar la violencia destructiva contra la tierra”.
Para Vicuña, que más de quince museos del mundo hayan incorporado sus quipus monumentales a sus colecciones es una reivindicación del pensamiento andino y su relación con la tierra y las aguas:
“No solo valoran mi obra; valoran el universo andino que continúa generando una forma distinta de pensar el cuidado del planeta”.
Consultada sobre el rol de la Universidad de Chile en la difusión de su trabajo, la artista es enfática:
“La universidad pública es el único lugar donde se preserva el pensamiento creador y crítico. Sin eso, no hay evolución humana posible”.
La conversación concluye con una reflexión tan simple como urgente, que condensa la ética y la poética de Cecilia Vicuña:
“Amemos. Amemos nuestras aguas, lo propio de esta tierra. No nos dejemos encantar por el universo falso de la desinformación. Vivamos aquí, ahora, como seres de la tierra, seres del humus”.
Este lanzamiento y esta entrevista no solo celebran a una de las artistas chilenas más influyentes del presente, sino que también nos recuerdan el poder del arte para imaginar futuro y para nombrar aquello que se vuelve indecible en tiempos de crisis.
