Internet está lleno de balances de fin de año. Yo no los leo. Mentira: sí los leo. Es una relación enfermiza. Me generan curiosidad y sana envidia. Pero también alimentan mi ímpetu por registrar las cosas, dejar por escrito, testimoniar nuestras vidas.

Como quiero contribuir al ruido, te dejo primero mi balance lector del 2024 y, al final, te cuento qué planes tengo para mis lecturas del 2025.

Libros “por cuenta propia”

Primero hablemos de los libros que descubrí y leí por cuenta propia en los últimos 12 meses.

Esta es la serendipia a la que siempre aspiro. Elijo un libro porque la portada me llama la atención. O la contratapa tiene elementos cautivadores. O nunca he leído a quién escribe. O lo he leído y quiero más. O el tema es parte de mi canon personal (fin del mundo está en el top 1). O es un libro que me saca de mi zona de comodidad y me expone a otros estilos e ideas.

Ilabaca.
Ilabaca

Estos son los libros “por cuenta propia” que leí el 2024:

  • Bluebells, de Francisca Solar. Una ficción histórica en el Chile decimonónico, que combina ciencia, botánica, aristocracia criolla, emancipación femenina, Darwin y el Beagle.
  • La regla de los nueve, de Paula Ilabaca. Una novela policial donde la poesía, los versos y las metáforas parecen esconder las claves para resolver un crimen.
  • Protocolo de bienvenida, de Marcela Cárdenas. Un radiotelescopio recibe una señal que podría confirmar la existencia de vida extraterrestre. Y un astrónomo se enfrentará a la burocracia y a sus propios fantasmas familiares.
  • Protocolo de Bienvenida
    Protocolo de Bienvenida
  • La guerrilla literaria, de Faride Zerán. Una crónica sobre el odio enconado entre los poetas chilenos Pablo Neruda, Pablo de Rokha y Vicente Huidobro.
  • Libros marcados, de Antonia Torres. Un testimonio dedicado a la memoria del padre de la autora, el poder de la poesía, la clandestinidad y la amistad.
  • La vergüenza, de Annie Ernaux. Lo que pasa por la cabeza de una niña, o una adulta, cuando recuerda que un día su padre intentó matar a su madre.
  • El lugar, de Annie Ernaux. Otro novelón de la premio Nobel francesa. Una radiografía a lo que sucede cuando las personas traspasan el “lugar” que ocupan en el escalafón social.
  • La flor púrpura, de Chimamanda Ngozi Adichie. Uno de los padres más brutales de la literatura contemporánea. La historia de Nigeria entre la democracia y el autoritarismo. Y el enorme cariño de una familia que es diferente a la de la protagonista.
  • Laguna negra, de Lucía Ramírez. La historia de una bruja que perdió su magia en la infancia y que ve en un libro vudú la posibilidad de redimirse.
Laguna Negra
Laguna Negra
  • La mujer del río, de Paula Ilabaca. Una novela policial ambientada en la década de 1980 en Chile. Un cuerpo descuartizado y una detective confinada a maniobrar en un mundo de hombres.
  • 22 largos, de Caroline Wahl. Una protagonista que se debate entre conseguir un doctorado en Berlín o seguir viviendo con su hermana pequeña y protegerla de su madre alcohólica.
  • La memoria de los animales, de Claire Fuller. Una novela sobre pandemias. ¿O es sobre el irresistible poder de los recuerdos? Me encanta el giro que tiene sobre cómo un virus transforma el modo en que vemos nuestro pasado, presente y futuro. Li-bra-zo.
  • Fronteras de lo real, de Andrea Kottow. Un librito de ensayos sobre los vínculos promiscuos entre literatura, enfermedad, psicoanálisis, deseo, duelo y más. Pareciera que el eje común es: algo se dice y se oculta al mismo tiempo.
Fronteras de lo real
Fronteras de lo real

Lecturas “por cuenta ajena”

Este año leí un solo libro que no fue elección mía. Se trata de Mis días en la librería Morisaki, de Satoshi Yagisawa. Fue parte del club de lectura de Bibliofilia, el boletín de la capa Jessie Ruetter. Una novela que desenreda el poder sanador y restaurador de la literatura. Ideal para quienes se desencantaron de la lectura. O para quienes nunca han sentido ningún vínculo con los libros.

2025: volver a los clásicos

Estoy muy motivado para el 2025. No tengo claridad por qué. Puede que sea este texto de Ted Gioia al que vuelvo una y otra vez, en el que describe cómo en su adolescencia tardía se abocó a leer todo lo que pudiera, con voracidad demencial, para tratar de “ganar sabiduría”.

Alguna vez tuve esa hambre, pero con el tiempo se atenuó. En su texto Gioia tocó una tecla emotiva: ese anhelo de transformarnos gracias a la lectura.

Ahora estoy famélico y tengo unas ganas irrefrenables de combinar mis lecturas contemporáneas con clásicos, esos libros que han resistido el paso del tiempo y que aún hoy tienen cosas para decirnos. A la cabeza se me vienen algunos ejemplos:

  • El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas (Feliza tiene una edición que me hace ojitos hace rato).
  • Persuasión, de Jane Austen (este lo tengo en el velador acumulando polvo y se siente despechado).
  • Los nueve libros de la historia, de Heródoto (me lo regaló mi hermano Pablo hace años y nunca le di siquiera una mordida).

Para armar este plan de lectura 2025 necesito tu ayuda.

¿Qué libros clásicos crees que debería leer en los próximos 12 meses? Busco recomendaciones en distintas áreas: novela, filosofía, historia, testimonio o crónica, poesía, biografía, etc.

¿Qué entiendo yo por clásico? En mi cabeza suele revolotear esta definición que nunca he puesto por escrito: esos libros que uno ve en ferias de segunda mano o en las llamadas “librerías de viejo”, que aparecen una y otra y otra vez, y se repiten como un eco del pasado que se rehúsa a dejar de retumbar. Desde Sófocles hasta Verne, desde Tagore hasta las hermanas Brontë, desde Maquiavelo hasta Montaigne.

Quizás tú tienes más títulos y nombres en la cabeza. ¿Qué clásico me recomendarías? Responde, clikea en la imagen y ayúdame a armar mi plan de lectura para el 2025.

Hipergrafía
Hipergrafía

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