La verdad es que, cada 31 de diciembre y 01 de enero, no ocurre nada especial en el universo. Las estrellas siguen su curso, los planetas sus derroteros y las lunas su dependencia satelital. Pero, para los simples humanos, resulta una buena excusa para hacer una pausa y una especie de evaluación o análisis de nuestras vidas, sus propósitos y anhelos; desde este espacio tampoco podíamos escapar a ello.

Y es que en materia de fomento lector y promoción de la obra de narradores ha habido buenos y malos momentos este 2023.
Quizás si el momento más negro de este año que se va sea la cancelación de la participación de Chile en la Feria de Frankfurt en 2025. La noticia circuló como una balde de agua fría, esta feria internacional del Libro es quizás la más relevante del mundo. A partir de la polémica muchos pudieron dimensionar la importancia y los alcances insospechados de las ferias del libro al rededor del mundo.
Estos eventos no sólo son un lugar de exhibición de nuevos y viejos títulos, espacio para lanzamiento y figuración de autores; sino también donde se produce el canje o adquisición de derechos de autor, cuestión de primer orden para autores emergentes y editoriales independientes. Las ferias del libro son, también eventos que permiten la difusión de la cultura de los países invitados; la capacitación de mediadores de la lectura y el intercambio de experiencias en ese ámbito.
Las ferias del libro, en fin, no son oportunidades que pueden ser desaprovechadas.
Afortunamente en los últimos días hemos sabido que el error cometido por el Ministerio de las Culturas ha sido resarcido; la propia Ministra Arredondo encabezó la acción de reparación para participar en esta iniciativa, cuestión que había desechado su antecesor. Es de esperar que no sólo el Ministerio involucrado sino también todo el sistema del Libro de nuestro país, acepte este nuevo escenario como una oportunidad y las cosas se hagan como correspondan, para aprovechar la amplia gama de beneficios que un evento como el de Frankfurt entrega.
Y, entonces, con el tiempo que tenemos hasta 2027, año en que nuestro país será el invitado de honor a tal evento, todas las voluntades, desde la industria, los y las creadoras, los mediadores de lectura, investigadores y académicos, etc. sean convocados y participen de la preparación de esta feria. Y, de paso, que restituyan eventos literarios de categoría con apoyo de fondos públicos, en el marco de una política pública de largo aliento.